La época decembrina está cada vez más
cerca, si, yo se que quizá este muy temprano para eso, pero nunca
será muy temprano para hablar de regalos. Como adoran los niños el
plástico, año tras años se venden toneladas de plástico bajo las
formas de carritos, muñecas y casas, por nombrar solo algunos. Eso
que hoy describo como plástico, en otrora era el motivo de mi
felicidad. La máxima expresión de genuina felicidad se genera
cuando un niño abre un regalo cualquiera sea la ocasión. Esa
felicidad se duplica si el regalo es un juguete en nuevo y reluciente
plástico.
Cuanto le cuesta a los padres encontar el juguete de moda
que tiene que recorrer tienda por tienda para conseguirlo y no
decepcionar a su hijo. Gracias al internet ese buscar se hizo mas
fácil con el web marketing o mercadeo por internet y ahora
uno accesa a la red y consigue el juguete con unos pocos clics. Esos
clics y unos cuantos billetes cuantas sonrisas no arrancan a un niño
que lo único con que sueña es con tener entre manos ese pedazo de
plástico que tanto anhela. Así año tras año se van enamorando de
algo diferente y las empresas de juguetería siguen haciendo mucho
dinero con los niños.
No solo a los niños le gustan los regalos, a
los padres les gusta darlos pues saben cuán significativo es ese
juguete para su hijo y todo lo que ganan dando. Un padre se convierte
en súper héroe al darle a su niño lo que tanto quería. Del
negocio de los juguetes muchos han hecho mucho dinero y los medios y
la publicidad han sido los mejores aliados en el aumento de las
ventas. Es tanto así que casi en su totalidad las propagandas
decembrinas son de juguetes.
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